TERCERA ETAPA (y otro tanto más): RONCESVALLES - ZUBIRI (y algo más).
Nadie me dijo en todo ese tiempo de espera para atreverme a comenzar esta aventura, que en tan solo dos días de camino iba a vivir una serie de acontecimientos, más o menos banales, más o menos trascendentales, que más que tranquilidad y sosiego, que en definitiva era lo que venía buscando, me traerían una lucha interior y como consiguiente toda una noche de desvelo.
Si la noche anterior fueron los gendarmes y la búsqueda del colombiano la causa del robo de varias horas de mi sueño, en esta ocasión la pérdida de tiempo en brazos de Morfeo fue motivada por la jornada vivida durante el día, toda repleta de preguntas, emociones y situaciones nada agradables que me llevaron incluso a pensar en abandonar el camino. Qué necesidad tengo yo de ser acusado de tener que ver con un posible criminal, o el tener que soportar los desprecios y ninguneos de una, a pesar de su edad, nena malcriada; o incluso tener que estar en continua actitud defensiva con el fin de contrarrestar los que para mí tienen toda la pinta de ataques libidinosos de una compañera de viaje. No, yo he venido a encontrar la paz y a reencontrarme conmigo mismo. Y menos mal que me he topado con Cecilio. Gracias, querido Cecilio.
Y el día comenzó con más de los mismo. Poco antes de levantarme, pasados unos minutos de las seis, recibí a pie de cama a la mísmisima Aracelis que me traía un reconstituyente y oliente café, todo ello acompañado de una sonrisa que tan solo la pueden mostrar las mujeres que tienen una boca y unos labios como los de ella. Me incorporé y, tras darle las gracias, di un sorbo al café. Me supo a gloria. Tan bien me supo que lo primero que hice fue tomar una decisión, que aunque me resultase dura y me trajese consecuencias negativas para mi identidad física, tenía que tomarla para conseguir el objetivo del porqué me encontraba allí y que no era otro que el de conseguir mi estabilidad emocional. Decidí, recordando mis tiempos de infante de marina, hace ya mucho, hacer dos etapas en una, o lo que es lo mismo, hacer una etapa de poco más de cuarenta kilómetros; creo estar preparado para ello.
Pensado y comunicado. En el desayuno le comuniqué a Cecilio y a Aracelis mi decisión de hacer dos etapas en el día, por lo que a mi llegada a Zubiri, seguiría la senda y me plantaría hasta Pamplona. Grazziela, aunque se encontraba fisicamente en otra mesa desayunando, sus oídos se encontraban en la nuestra, percibiéndolo todo. No es el momento de comentar el semblante que se le quedó a la dominicana; ni creo que lo vaya a hacer nunca. Realmente lo sentí por Cecilio; gran tipo este vasco cerrado.
Y salimos en grupo a las chavitas del día, aunque nada más salir del núcleo urbano y llegar al robledal de las brujas, me despedí de todos acelerando mi velocidad de marcha. Durante un largo trayecto sentí como los ojos de Aracelis se clavaban en mis espaldas pidiéndome que no hiciese la locura que iba a hacer, como si fuera un sortilegio emanado de los aquelarres celebrados en el siglo XVII en este mismo robledal, de donde viene su nombre.
Muy pronto consigo dejar atrás al grupeto con el que salí, aunque también he de reconocer que fueron varios los peregrinos que me pasaron como una exhalación: ¡vaya ritmo!. Y lo que tenía claro era que no podía cebarme y dejarme llevar por ellos, ya que en mis planes seguía reinando la idea de llegar hasta Pamplona.
Fueron discurriendo los kilómetros y observé un cambio en la orografía antes de llegar a Zubiri. Mientras que en un primer momento me encontré un camino completamente llano alternando tramos boscosos con extensos prados verdes, a continuación, adentrándome en hayedos y robledales, la senda comienza a picar hacia arriba teniendo que subir dos tachuelas como se dice en el argot ciclista. Tras la cumbre de la segunda de ellas, concretamente el puerto de Erro, y tras descender entre matorrales y boj, llego a las puertas de Zubiri. Primera parte de mi super etapa concluida.
Una primera parte en la que mi cabeza no dejó de dar vueltas a todo lo que me había sucedido en tan solo dos días: los gendarmes, el colombiano, los pasquines, la argentina y sobre todo, las intenciones de la bella Aracelis, que al fin y al cabo fue la verdadera causante de mi decisión. A la llegada a Zubiri me vi con fuerza, como si la caminata de veinte kilómetros no la hubiera realizado; mentalmente me encontraba nuevo. Seguro que hubiese llegado más cansado si no hubiera tomado esa decisión y hubiera realizado el camino con mis antiguos amigos peregrinos. Actitud. Actitud positiva para todo lo emprendido.
Espárragos, estofado de carne y unas fresas con nata; café, orujo y al camino. Me quedaban unos veinte por delante. Durante el almuerzo, el camarero me indicó al reconocer mi acento andaluz que días antes habían estado tomándose unos pinchos un señor con el mismo acento que yo, en compañía de un vasco y de un colombiano. Lo del colombiano me dejó pensativo.
La segunda parte de mi super etapa de hoy puedo catalogarla como de un rompepiernas sin subidas ni bajadas bruscas. Realmente, y a pesar de llevar algo más de veinte kilómetros en mis espaldas, y en mis piernas, no se me ha hecho pesada; todo lo contrario. Y sobre todo me ha servido de reparador mental. También me ha ayudado mucho el sonido del agua. Tengo que decir que soy muy de agua. El hecho de discurrir cercana la mayor parte de mi etapa al curso del río Arga, ha motivado que todo haya pasado en un abrir y cerrar de ojos. Y otro motivo de alegría para mi mente: los puentes; siempre me han dicho mucho. Os tengo que contar que desde Zubiri hasta Pamplona, y siempre cruzando el río Arga, me he encontrado con cuatro puentes: el de la Rabia en Zubiri, el de los Bandidos en Larrasoaña, el de Iturgaiz en Irotz y el de la Magdalena a mi llegada a Pamplona.
Por hoy ya está bien. Mañana, no sé qué hacer, si llegar hasta el Puente de la Reina o si por el contrario repito la brutalidad de hoy y me llego, como dando un paseito, hasta Estella. Ya veremos.
Hasta mañana.
Pda.: "todas las mujeres tienen una sonrisa bonita; y los hombres también"
Estas hecho un roble. Infantes de marina, marchemos al......
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