SÉPTIMA ETAPA : Logroño - Nájera.
Lunes 16 de mayo.
Si tuviera que hacer un breve resumen de la etapa de hoy, me resultaría muy fácil hacerlo y lo diría con seis palabras: "a bu rri dí si ma". Nada que llamase la atención. Solo la incorporación al paisaje de tres elementos paisajísticos de una forma abundante: las viñas, los olivos y los frutales.
Una orografía casi plana, con un cambio de nivel de unos cien metros entre salida y llegada, con un par de tachuelas sin importancia alguna. Por lo demás, solo dos notas negativas, tanto a la salida como a la llegada, y ambas suponiendo la peor noticia para el peregrino, que no es otra que hacer kilómetros por zonas urbanas. Así, salir de Logroño supone andar más de cinco kilómetros entre edificios y calles asfaltadas, y llegar al albergue de Nájera, algo menos que en la salida, pero superando los dos kilómetros callejeando. Un tostón.
En cuanto a lo positivo del día, varias cosas. Acierto total en enviar la mochila por taxi hasta el albergue de Nájera. Otra cosa positiva ha sido la desaparición de cualquier síntoma doloroso en la zona del tobillo. Aunque he de decir que la ausencia de dolor fue debido a los masajes que me dieron ayer antes de acostarme y esta mañana antes de comenzar la marcha. Las autoras de estos masajes fueron dos fisioterapeutas de nacionalidad sueca, fisioterapeutas que realizaron toda la etapa junto a nosotros dos. Además de demostrar ser grandes profesionales, llevando más de veinte años en su profesión, pueden estar orgullosas de su belleza y de su simpatía. Y otra cosa que valoro en ellas es que dominan perfectamente el castellano.
Volviendo a la descripción del itinerario, quizás he sido algo injusto al hacerlo y tacharlo de aburridísimo; aunque no es para tirar cohetes, podemos decir que tiene algunos tramos dignos de destacar. El primero de ellos, y todavía en los alrededores de Logroño, habría que hablar del parque de la Grajera, entorno a un gran embalse y que es utilizado como zona verde de la ciudad, con un tramo de su paseo que está flanqueado por cipreses y que, según comentó Erika, una de las suecas, le recordó a la Vía Appia romana; a Juan Primor, que no dejaba de hablar con Annika, la otra sueca, le recordó a la entrada de no recuerdo ahora qué cementerio.
Hemos observado también que en varios puntos del itinerario de hoy, tanto en los centros urbanos por los que hemos pasado como a campo abierto, se encontraban apostados observando el paso de todos los peregrinos que pasábamos, vehículos con agentes de la Policía Nacional y de la Guardia Civil. He pensado que sin lugar a dudas esta presencia policial es debida a la búsqueda del tal Aarán Cifuentes. Este hecho me reafirma que el tal colombiano va por delante nuestra, por lo que tendremos que extremar las medidas de auto protección y no fiarnos de nadie. Cuando le comento el tema a las fisio, tras unas tres horas de marcha y habiéndonos parado a desayunar en la localidad de Navarrete, se les cambió el semblante a las dos. Ninguna de las dos sabía nada del tema, por lo que, y se lo noté en sus miradas, temerosas, buscaron protección en mí, que era el que estaba relatando la historia. En verdad no os debéis de preocupar mucho, ya que este tipejo va buscando a hombres y no a mujeres -les comenté-, y yo he sacado mi propia conclusión -quedándose las dos pasmadas esperando lo que yo fuera a relatar-: sin haber estudiado los casos de los dos varones aparecidos muertos, creo, y repito, sin mucha base científica ni de investigación, que este puto asesino tiene que llevar tras sus espaldas algún trauma con las mujeres, un trauma de tipo sexual o de relación con ellas, viendo con malos ojos a todo hombre que tienen éxito con las mujeres. Las dos suecas estaban ensimismadas con mis conclusiones, acercándose cada vez más a mí. Prosigo -comenté-. Como en este andar diario es fácil que la relación entre peregrinos se estreche y concretamente la de mujer-hombre se llegue incluso a la más pura intimidad, hecho este de lo más normal, pienso yo que este asesino no soportaría que ningún hombre llegara a intimar con una mujer, castigándole donde más le duele que era la amputación de su miembro, por ser esa parte de su cuerpo de la que él probablemente no podía hacer uso, inclinándome así de que el trauma del asesino era de índole sexual.
La verdad era que yo a mi relato le puse un poco de dramatismo con el solo fin de atraerme la atención de las oyentes, como así sucedió, pero lo que no pensé cuando relataba era que ese acercamiento de las féminas, en el caso de que fuera cierta mi teoría, lo único que podía traerme eran problemas por parte del asesino, en el caso que nos merodeara. Con el que me reía era con Juan Primor, quien se estaba ilusionando con Erika, al decirme aprovechando que fueron al baño antes de volver a la senda,lo siguiente: "hijo puta, cómo te las has ganado a las dos; levanta un poquito el pie con la Erika, que hasta ahora me la estaba metiendo en el bote".
De vuelta al camino, traté de aislarme un poco del grupo, ya que, viendo el interés de las dos suecas, no quería repetir la experiencia que tuve con la bella Aracelis, experiencia que según el barrunto que tengo, no ha terminado todavía.
Marqué un ritmo alto, a pesar de los consejos que me dio repetidamente Annika, diciéndome que no forzara el tobillo, y los comentarios de Juan Primor que no dejaba de echarme la liviandad de la bolsita que llevaba a la espalda al haber decidido enviar mi mochila por taxi hasta Nájera. Sabia decisión. Así y todo, los tres siguieron mi ritmo perfectamente.
Fue así como nos plantamos a tres o cuatro kilómetros del punto final, concretamente en el paso del río Najerilla, lugar donde, ya que íbamos bien de tiempo, nos descalzamos y nos refrescamos los pies. Fue curioso que sin decirles nada, las dos suecas se prestaron raudas, primero a quitarme el vendaje y a continuación a volvérmelo a poner. Poco antes de emprender la marcha, se nos acercaron dos ancianos lugareños, los dos con muy buena planta y ligeros de pinreles, y tras los saludos de rigor, uno de ellos se atrevió a preguntarnos que si "no estábamos tocados del ala como un grupo que pasaron ayer", a lo que Juan Primor le preguntó que "porque dice usted eso?", contestando el buen señor que "ayer un grupo de siete, entre mozos y mozas, comenzaron a hacer unos ejercicios moviéndose muy lentos y respirando también muy lentos y todos siguiendo los movimientos que hacía un señor calvo como aquel de la serie kung fu". Todos nos tuvimos que reír, ya que el buen señor comenzó también a imitar esos movimientos, que como bien apuntó Erika, serian movimientos de tai chi.
Y por fin llegó el final, estando atentos a nuestra llegada al albergue, una pareja de guardias civiles, pidiéndonos la documentación a los dos varones y volviéndonos a enseñar la misma fotografía que ya nos enseñaran los agentes de policía en Logroño.
Mañana nos espera una etapa corta, pero hemos decidido levantarnos temprano para poder deleitarnos con la arquitectura de Santo Domingo de la Calzada, fin de etapa.
Hasta mañana pues.
Me alegro de que Fernando Cobo, nos haya dado señal de ti. Un saludo desde Madrid.
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