domingo, 15 de mayo de 2022

SEXTA ETAPA DEL CAMINO FRANCÉS: ESTELLA - LOS ARCOS

 SEXTA ETAPA (quinta para mí):  Estella - Los Arcos (salvo accidente).

Domingo quince de mayo.

Seis euros me costó lavar y secar la ropa; salió algo arrugada, "pero ya el camino la planchará". Esto último fue lo que me dijo ayer, antes de acostarnos, el bueno de Juan Primor.


   En verdad que es una persona encantadora, y principalmente porque, sin dejar de estar contigo, sintiéndolo cercano, nunca llega a atosigar. En lo poco del almuerzo en Puente de la Reina y la tarde de ayer por las calles de Estella, llegamos a intimar de tal manera que parecía que nos conociéramos desde niño. Buen fichaje diría mi amigo Francisco Javier. Esperemos que no me bastardee. Mi último pensamiento antes de dormirme fue de que la etapa del día siguiente sería un paseo campestre en comparación con las dos últimas; poco más de veinte kilómetros.

Juan Primor y yo salimos cuando todavía no había amanecido, habiendo desayunado un buen tazón de café con leche, tres tostadas de pan de molde con mantequilla y un par de piezas de frutas.

Salimos de Estella y, transcurridos unos dos o tres kilómetros, nos encontramos la fuente del vino y el monasterio de Irache. Me lo habían comentado antes de comenzar el camino y fui algo incrédulo al no creerlo, pero ahora puedo decir que estaba equivocado. Beber un trago de vino recién pasadas las chavitas del día nunca pasó por mis entendederas, pero he de admitir que caí en la tentación de inclinarme y dar un buen trago. No puedo decir que fuera un reserva, pero al peregrino que pase a las doce de la mañana y se aclare el gaznate con un buen trago, le puede servir de bebida energética y reconstituyente. Felicito a la bodega por la feliz idea.

Tengo que decir que hasta la mitad de la etapa de hoy, unos diez kilómetros, nunca me había sentido tan liviano ni libre de cargas; andaba como por el salón de casa. El motivo exacto no lo puedo decir, pero yo lo achaco a la compañía de Juan Primor. Buen tipo este extremeño. Se respiraba una complicidad entre los dos que se agigantaba a cada paso que dábamos. Algo impresionante. Mismos gustos, mismas experiencias, mismas ideas sociales, sin ideología política ninguno de los dos y sobre todo, mismas aspiraciones y búsquedas. O sea, como si estuviéramos "cosíos" con el mismo hilo.

Pero entonces ocurrió lo que siempre teme todo peregrino: un traspiés y atisbo de esguince. Sin saber cómo, una piedra mal pisada y Domingo al suelo. Y menos mal que lo hice, ya que  cuando vi que se me torcía el tobillo, me dejé caer sin forzar la articulación. Bendito el segundo de lucidez mental, ya que podría haber sido peor. Y es entonces cuando se demuestra la validez humana de las personas: ahí se encontraba Juan Primor que no solo con las palabras, sino que también con los hechos, me demostró que se ponía a mi entera disposición sin tener en cuenta sus interese personales. Tras los primeros momentos de nerviosismo y dolor, y comienzo de inflamación de la zona afectada, tuvo una feliz idea. Vamos a ver, Domingo -dijo con la pachorra que le caracteriza-, llevamos varios días de camino, no nos corre nadie, creo que no nos espera nadie, tú, por lo que me cuentas, huyes de alguien, ¿cómo ves si pedimos un taxi y nos plantamos en Logroño? Son las ocho de la mañana, nos saltamos dos etapas y disfrutamos el domingo en la calle Laurel, todo ello después de instalarnos en un albergue o en un hostal y de visitar un ambulatorio donde te vean el tobillo. ¿Te parece bien?  



No me creía que un señor que apenas me conocía, estuviera dispuesto  a hacer todo lo que me había planteado. Pues sí -le contesté-. Dicho y hecho. Poco antes de la una y media de la tarde ya nos encontrábamos en la calle Laurel de Logroño, yo con un fuerte vendaje compresivo en el tobillo, deleitándonos con sus ricos pinchos, sus buenos caldos y su buen ambiente.

La tarde en la zona de copas en la capital de la Rioja acabó antes porque tuve la necesidad de regresar al albergue, y todo porque todos los allí presentes en la calle Laurel y aledaños, recibimos la visita de agentes de policía de paisano, mostrándonos la fotografía a carboncillo de un señor y preguntándonos si lo habíamos visto. Contestamos los dos que no, pero yo enseguida identifiqué la fotografía que nos enseñaron con la imagen del pasquín francés que me sirvió ....., para lo que me sirvió. Ya en el albergue le comenté a Juan Primor lo del pasquín y lo del comentario que me hizo el camarero de Puente de la Reina, ya que a él, siendo el mismo camarero que le sirvió el almuerzo, no le comentó nada. El colombiano, el tal Aarán Cifuentes, estaba claro que según la policía tenía muchas papeletas de ser el culpable de ambos asesinatos, y la verdad era que esa idea no me dejaba descansar, ya que yo sí podía decir que lo llevaba por delante, caso que fuera él. Iba de peregrino.

También le comenté a Juan Primor, mientras nos jugábamos el café en una partida de ajedrez, en el cuarto de juegos existente en el albergue, todo lo sucedido con la dominicana, incluida la llamada telefónica que recibí el día anterior y la propuesta que me hizo de coger un taxi para reunirse conmigo y emprender el camino conmigo. ¿Y qué vas a hacer si te vuelve a llamar? -me dijo moviendo la cabeza en señal de reprobación por mi comportamiento en el tema-. Pues lo que estoy haciendo -le contesté-, seguir huyendo del fuego, a lo que él, con media sonrisa socarrona me contestó que "Dios le da pañuelo al que no tiene moco.Si esto me hubiera ocurrido a mí, te aseguro que el camino iba a esperar hasta el año que viene.

Y así, entre risas y bromas, me dio jaque mate, teniendo que pagar yo el café. Con respecto a mi tobillo, no sé cómo amaneceré mañana, pero en este momento no me molesta absolutamente nada. Espero poder retomar el camino sin ningún problema, aunque, siendo previsor, y ya que la etapa de mañana ronda los treinta kilómetros, he contratado que me trasladen la mochila hasta un pequeño hostal de final de etapa; me costará un poco más que el albergue municipal, pero como me decía mi papá, "el dinero y los cojones para las ocasiones".

Dios tenga en su santa gloria a mis seres queridos y a los de mis amigos.

Hasta mañana.


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